Ad portas de inaugurarse el Proceso de Actualización del Modelo Educativo Institucional (MEI-Usach), la Coordinadora del Plan de Fortalecimiento de las Universidades Estatales (PFUE), Dra. Alejandra Silva Machefert, refiere a los fundamentos para su desarrollo, de acuerdo al marco jurídico de las Universidades Estatales, y los principios del Proyecto Ethos Identitario, que define los rasgos de la educación superior estatal chilena.
¿Qué es el Proyecto Ethos Identitario?
Siguiendo las indicaciones de la ley 21.094 sobre Universidades del Estado, el Proyecto Ethos busca la construcción colaborativa de un sello diferenciador para el sistema de educación superior estatal chileno, que guarda estrecha relación con la historia de las universidades, más específicamente, con la reforma al sistema educativo en 1981. 
“Los esfuerzos de este proyecto se dirigen a recomponer el sistema en una identidad sólida, bajo los sentidos de colaboración, complementariedad y pertinencia, según cada uno de sus contextos. Se trata formar una base que unifique y fortalezca estratégicamente a cada una de las culturas institucionales de las 18 universidades, las que han nutrido al país por 42 años desde su creación”, destacó la coordinadora.
En efecto, la construcción del sello identitario, según enfatiza la coordinadora, no se trata de la suma de 18 factores diversos, sino de la definición de los principios ineludibles que orientarán, en primer lugar, a la formación de pregrado. 
“Durante el Proyecto Ethos I, se trabajó en la integración de la Igualdad y Equidad de Género, la Calidad de Vida Estudiantil y criterios para la internacionalización, en sintonía a los cambios que experimenta nuestro país. Ahora, bajo la segunda etapa, se espera avanzar en las temáticas de Formación Ciudadana, Inclusión Educativa, entre otros fundamentos que enriquecerán la formación en las Universidades Estatales”, señaló la Dra. Silva.

Ethos Identitario: Un marco diferenciador
De acuerdo a la importancia del Proyecto Ethos para cada proyecto de educación superior estatal, la Dra. Alejandra Silva pone en relevancia el rol de las universidades públicas para la formación de profesionales de alto compromiso y sentido social. 
“No solo se tiene el mandato legal, sino que político para responder a las necesidades del país y fortalecer a sus comunidades, formando ciudadanas y ciudadanos que se volverán factores de cambio. En este sentido, es crucial la integración del Ethos Identitario, pues otorgará a sus egresadas y egresados una mirada transversal a su labor y a cada una de sus acciones respecto a su contribución en el desarrollo del país”, afirmó la coordinadora.
No menos importante, para la Coordinación del Plan de Fortalecimiento de las Universidades Estatales, compartir el Ethos Identitario, basado en principios pertinentes a su contexto, enriquecerá a la institución más allá del rol de otorgar títulos y grados. “Da sentido de cuerpo a cada Universidad, y le hace tomar conciencia de su participación dentro de un sistema, la que se reflejará en su Modelo Educativo”.
El rol fundamental del Modelo Educativo Institucional
Para la Dra. Alejandra Silva Machefert, un Modelo Educativo Institucional “es la arteria principal del corazón de cada universidad, dice relación con lo que su estudiantado debe aprender y la forma en que lo harán, pero también guiará el cómo la academia trabajará para promover estos aprendizajes, bajo las orientaciones del sello identitario”.
Según se describe, el Modelo Educativo es uno de los instrumentos de planificación estratégica perteneciente a cada institución educativa, que organiza el conjunto de elementos que cumplirán el objetivo de formar profesionales de excelencia en las distintas áreas. “Este debe entenderse como un instrumento flexible, y capaz de adaptarse a las necesidades evolutivas del país”, enfatizó Silva.
Bajo esa línea, la coordinadora explica que, mientras que el Proyecto Ethos determina y describe aquellos principios estratégicos que impulsarán a las y los egresados de la educación superior estatal, el Modelo Educativo operacionaliza la promesa formativa, construyendo las orientaciones del cómo las estrategias de enseñanza-aprendizaje, en su propia institución, integrarán dichas bases.
Dicha promesa formativa, según las ideas de Silva, y entendida como un contrato pedagógico, no debe ser impuesta. Es más, para que el Modelo Educativo Institucional opere en su práctica, “debe convocar a una diversidad de actores de su comunidad, ya sea para su construcción o cualquier proceso que implique su actualización”.